miércoles, 18 de abril de 2012

Ramana Maharshi, La Indagación del Ser -2-

Sobre las enseñanzas de Ramana Maharshi, Sadhu Om escribió entre otras cosas lo siguiente en el capítulo tercero  La Indagación del Ser. El Camino de Ramana Maharshi (Parte I):


 De las tres personas —la primera: o la segunda: tú la tercera: él, ella, ello, etcétera— "yo" es la primera en aparecer. Si esto no sucediera la segunda y  tercera personas no Ilegarían a existir. La primera persona no es sino el pensamiento "yo", y la mente sólo o es éste; la segunda y tercera personas sólo surgirán después de que lo haga la primera, "yo". El mundo sólo es la segunda y tercera personas. En el sueño profundo no existe el sentimiento de primera persona “yo soy el cuerpo"; por  eso en él no existe el mundo (la segunda y tercera personas).
Sólo si existe esa primera persona (el ego)
en la forma de «yo soy el cuerpo»,
 existirán también la segunda y tercera personas.
"Ulladhu Natpadhu", verso 14

Si no existe el pensamiento «yo»,
 no existirá otra cosa...
"Sri Arunachala Ashtakam", verso 7
,
Si a ese pensamiento "yo" —la raíz de todos los demás— se le impide surgir, todos los demás también se verán impedidos. Si un hombre desea cortar los miles de hojas y cientos de ramas de un árbol, ¿no basta con que corte el tronco? De la misma forma, un hombre que desea destruir los millones y millones de pensamientos tendrá éxito si destruye la raíz: el pensamiento "yo". ¿No comenzamos con el objetivo de escrutar los pensamientos? Por lo que hemos visto arriba, ahora es claro que no hace falta analizar cada pensamiento y que es más que  suficiente con analizar el pensamiento básico, el de "yo".
Alguien podría preguntar: "¿No se obtendrá la felicidad con la destrucción de los pensamientos? Si es así, ¿por qué debe analizarse cada pensamiento? ¿No es algo inútil?" Podrían incluso citar a Bhagavan Sri Ramana, que una vez dijo (en "¿Quién soy yo?"): “ es inútil analizar la basura: hay que sacarla toda de un escobazo". Una pregunta impropia como ésta podría deberse a una incorrecta  comprensión de las enseñanzas de Sri Bhagavan. Veamos por qué Sri Bhagavan dijo fue: "Es inútil analizar las varias propiedades de todos los principios (segunda y tercera personas; no-Ser) que ocultan al Ser”. No importa cuánto analicemos los pensamientos pertenecientes a la segunda y tercera personas, ellos nunca cederán sino que aumentarán solamente.  Él nunca afirmó que el escrutinio de la primera persona, es decir  la autoindagación, debiera abandonarse. El pensamiento de primera persona, "yo", tiene esta propiedad peculiar: si (inquiriendo "¿Quién soy yo?") se enfoca la atención en él con el fin de descubrir qué es, este pensamiento “yo” desaparece. Por el contrario, mientras más atendamos a los pensamientos pertenecientes a la segunda y tercera personas, más crecerán éstos. En un cine, mientras más se aleje la pantalla del proyector, las imágenes se vuelven más grandes y mientras más se acerque la pantalla a la fuente de luz, el proyector, las imágenes se hacen más pequeñas, incluso del tamaño de un punto.

 De la misma manera, cuanto más se dirija la atención de la mente a la segunda y tercera personas, más se multiplican las imágenes del mundo (los pensamientos); pero si la atención se vuelve hacia el Ser (la fuente de luz de la mente), la propia mente (el primer pensamiento; “yo”) desaparece. Profundizaremos  este punto en el capítulo ocho (La técnica de la Indagación del Ser).
El pensamiento «Yo soy este cuerpo de carne y hueso»
es el hilo en que se ensartan
todos los varios pensamientos.
Por lo tanto, si nos volvemos  hacia adentro:
¿Dónde está este «yo»?, todos los  pensamientos
(incluido el de «yo») finalizarán y el conocimiento del Ser
brillará entonces espontáneamente
dentro de la cueva (el corazón) como Yo-Yo...
"Atinavidya Kirianam", verso 2

Igual que todas las cuentas de un rosario caen cuando se corta el hilo, así también, si deseamos destruir todos los pensamientos analicemos el pensamiento de primera persona, "yo", el cual corre a través de los pensamientos de la segunda y tercera personas y los sostiene como el hilo a las cuentas, y así todos esos pensamientos serán destruidos sin esfuerzo.
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Todo el capítulo tercero puede consultarse en el pdf: Indagación del Ser III-Sadhu Om-Ramana Maharshi.

jueves, 12 de abril de 2012

Ramana Maharshi, La Indagación del Ser -1-


 Iniciamos aquí una  la transcripción de una selección del texto La Indagación del Ser. El Camino de Ramana Maharshi (Parte I), de Sri Sadhu Om.

Las dos sendas


Maharshi Ramana enseñó dos caminos como prácticas espiri­tuales más importantes (sadhanas) para la salvación de la humani­dad. Éstos son: 1) el camino de la autoindagación, esto es, el cono­cerse a uno mismo (nuestra naturaleza real) inquiriendo "¿Quién soy yo?" y 2) el camino de la entrega, es decir, el rendirse uno mismo (el ego) completamente a Dios.

El primero es el camino del conocimiento (jñana marga) y el segundo es el camino de la devo­ción (bhakti marga). ¿No es el propósito de las varias investigacio­nes que se llevan a cabo en el mundo conocer acerca del mundo y de Dios —la segunda y tercera personas— más que conocerse a uno mismo, yo, o la primera persona? El hombre, que hace tantos esfuerzos por saber acerca del mundo y de Dios, aún no sabe quién es en realidad él mismo. ¿Cómo? Nosotros decimos "yo soy un hombre", lo cual no es un conocimiento correcto de nosotros mis­mos sino solamente ignorancia. Sentimos que somos un hombre porque tomamos de forma equivocada un cuerpo humano, nuestra posesión, como "nosotros", los poseedores. La mejor investiga­ción y el mejor conocimiento de todos consisten en separarnos de nuestra posesión (el cuerpo) por medio de inquirir "¿Quién soy yo?" y adquirir el conocimiento correcto sobre el poseedor (yo). El co­nocimiento "yo soy el cuerpo" —el cual es el ego— es un conocimiento falso de nosotros. El verdadero conocimiento es aquel en el cual sabemos que somos el ilimitado Ser (Atma).

¿Cuál es el beneficio de obtener de este modo el verdadero autoconocimiento? Sólo cuando uno se conoce a sí mismo como el Ser puede hacer el verdadero bien a todas las criaturas sobre la Tierra. ¿Cómo? Únicamente cuando surge el conocimiento del Ser se conocerá la verdad de que nosotros solos somos la realidad de todos los seres vivientes, y sólo entonces nacerá en nuestro corazón el verdadero amor hacia todos. Mientras este conocimiento del Ser no se alcance uno no puede amar auténticamente a todas las criaturas sólo por hablar y propagar en una tribuna "Ama a tu prójimo como a ti mismo". Sólo cuando uno experimenta el mun­do entero y a todas las almas en él como la primera persona del singular se obtiene el verdadero amor, un amor "no por otro" (ananyabhakti) . Esta realización del Ser por sí sola es la fuente sin la cual no pueden florecer en la Tierra la paz, el amor y la felicidad. Por lo tanto, la única e inmediata necesidad del mundo es la inda­gación en el Ser, la medicina que destruye al maligno ego. Sólo un auténtico conocedor del ser (atma-jñani) puede realmente servir al mundo a la perfección. La mera existencia de un jñani como éste sobre la Tierra basta para asegurar el bienestar espiritual y moral del mundo entero.

Cuando se le entiende de manera correcta, la entrega es la entrega del ego (ahankara) a Dios. La autoentrega y la autoinda­gación son de hecho una y la misma, tanto en su resultado —la extinción del ego— como en su práctica. La autoentrega es el sen­dero, el de la devoción, para aquellos que creen en Dios. ¿Cómo? Ya que de hecho el "yo" individual y el mundo son propiedad de Dios, reclamar al cuerpo como "yo" y "mío" es el más grande pe­cado consistente en robar una propiedad de Dios, Si este apego al cuerpo se entrega (para ser precisos, se devuelve) a Dios, se alcan­zará el estado de no ego. Este estado vacío de “yo” y “mío” es el estado del Ser.

Aunque ante una observación superficial podría parecer que hay diferencia entre el sendero de la indagación y el sendero de la de­voción —que consistiría en que un aspirante que sigue el sendero de la indagación pone su atención en el Ser mientras que uno que sigue el de la devoción se centra en Dios—, para quien se dedique seriamente a la práctica le será claro que ambos caminos son lo mismo, no sólo en el resultado —
establecerse en el Ser por medio de la destrucción del ego— sino también en la práctica. Un devoto que desee entregarse por completo a Dios debe rehusarse, desde un principio, a seguir llamando al cuerpo "yo" y "mío". Si él piensa otra vez "este cuerpo es mío" o "yo soy el cuerpo", está cometiendo el pecado de tomar de nuevo lo que ya le había ofrecido a Dios.

Así pues, el modo correcto de practicar la autoentrega consiste en que el aspirante sea muy vigilante para que no vuelva a surgir en él el pensamiento "yo soy el Cuerpo" o "este cuerpo es mío". Ahora bien, ¿cómo lleva esto a cabo? ¿No intenta él estar bien vigilante para que la primera persona —el sentimiento de "yo soy el cuerpo"— no vuelva a aparecer, esto es, no trata de permanecer con una aguda atención siempre fija en el sentimiento de "yo"? Por tanto, la misma atención puesta en sí mismo que pone en práctica un indagador la practica también un devoto. De esta forma queda claro que una atención retirada de la segunda y tercera personas y  enfocada en el "yo" es el método correcto y práctico de entregarse a Dios. Por otro lado, si un devoto busca a Dios fuera de sí mismo esto equivale a una atención puesta en una segunda persona. Ya que Dios siempre brilla como la realidad de la primera persona, concentrarse en la primera persona es dar la debida atención a Dios, y éste es el genuino sendero de la devoción.